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domingo, 19 de diciembre de 2010

Estabilidad emocional

¿Cómo conseguir el equilibrio?¿cómo saber que lo estamos haciendo bien o mal?...
  A lo largo de este "recien nacido" blog, he ido insertando entradas de diferentes índoles, aunque con un denominador común, la Educación.
Parece que cada vez tenemos las "opciones de la vida" más al alcance de la mano, es tan sencillo obtener información, obtener respuestas a esas preguntas que no sabemos responder... Pero ¿sabemos utilizar todo eso para conseguir educar a nuestros niños, jóvenes y no tan jóvenes?¿Podemos darles una estabilidad emocional con la que poder afrontar y cambiar lo que sea necesario?.

“NUESTRA ESTABILIDAD EMOCIONAL DEPENDE DEL EQUILIBRIO DE NUESTROS SENTIMIENTOS”

"se trata de una circunstancia muy personal: nuestra circunstancia; cual a su vez, es producto del equilibrio que establezcamos en nuestro interior, entre lo que consideramos positivo o negativo, lo cual responde a la trascendencia que le demos al personalísimo mundo de nuestra cotidianidad. No se trata de cómo se desarrollen los eventos, sino como los asimilemos; no es el por qué, cómo y cuando sucedan, sino en la entidad y tiempo que estimemos que puedan afectarnos."(12/02/2009 por Dr. Amauri Castillo)

  Debemos abrir el mundo a nuestros sucesores, abrirles los ojos, enseñarles que pueden hacer algo para cambiar las cosas (tienen los medios al alcance de un click), fortalecer su autoestima y hacerles saber que pueden, pero si no pudieran... no pasa nada, abrá otro modo, otra opción.
  Lograr lo que nos interesa depende más de nuestra capacidad de vivir, de escrutar los problemas y canalizar nuestras emociones, que del razonamiento abstracto o nuestra capacidad para resolver problemas matemáticos. Esta capacidad de vivir y manejar las emociones se aprende desde la infancia. Por ello, la familia es la escuela en la que el niño aprende, para bien o para mal, a desarrollar su inteligencia emocional. Pero, desgraciadamente, los padres no siempre son conscientes de la trascendencia que reviste atender, integrar y conducir las emociones infantiles. Los hijos de familias en que se han cultivado bien las emociones, son más sociables y mejores estudiantes, aunque su "otra" inteligencia, la lógica, no sea brillante. Si bien es cierto que la familia y la escuela son fundamentales en el desarrollo de la inteligencia emocional, nunca es tarde para efectuar correcciones y adquirir nuevas habilidades en este terreno. Nos jugamos mucho en ello y, por muy adultos que seamos, podemos desarrollar un dominio más eficaz de las emociones. No olvidemos que las perturbaciones emocionales afectan a la salud.

La inteligencia emocional se puede cultivar, enseñemos a...



  • ...trabajar la empatía, abrirse a los demás. Observarles y escucharles. A fijarse en sus gestos, en su mirada, en su forma de hablar. A aprender a sentir lo que ellos sienten.






  • ...cultivar el autocontrol, pero sin suprimir las emociones. Enseñemos a observar y analizar hasta qué punto esos sentimientos son eficaces para algo. O si les hacen daño.






  • ...analizar sus tensiones e instintos. Sin reprimirse, poner orden y canalizarlos






  • ...rebobinar. Después de una discusión o de un día triste, que se pregunten por qué. Si sus reacciones fueron proporcionadas, si merecía la pena haberse comportado así, ...






  • ...buscar oportunidades para reir. La risa y el buen humor nos hacen más felices. Y, además, parece que alargan la vida.






  • Enseñémosles que el placer (en su justa medida) ayuda a vivir mejor las emociones. Que lo busquen. Los instintos reprimidos dan lugar a agresividades desplazadas.






  • El mundo no se acaba hoy ni aquí. En situaciones graves o dramáticas, deben mirar hacia detrás (deben recordar momentos de plenitud, todos los hemos vivido) y hacia delante (vendrán más). Sobran los motivos para luchar. Un sólo instante de felicidad, aunque sea dentro de un año, merece el esfuerzo que seamos capaces de hacer ahora.








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